Porfirio Díaz, parte de la Historia de México

Porfirio Diaz

José de la Cruz Porfirio Díaz Mori nació en el estado mexicano de Oaxaca en 1830, en el seno de una familia humilde. Tras pasar por el Seminario durante cinco años, comienza a estudiar Leyes, pero su adhesión a un grupo guerrillero en 1855, que luchaba contra el régimen de Antonio López de Santa Ana cambió su perspectiva. Desde ese momento y hasta el final de sus días su vida estuvo dedicada al ejército, participando en la resistencia contra los franceses y en las guerras civiles que asolaron México en la segunda mitad del siglo XIX. Porfirio Díaz estaba del lado de Benito Juárez en sus ideales, a pesar de su relación personal era más bien tensa.

Durante el 5 de Mayo de 1862, un joven Porfirio Díaz participa en la Batalla de Puebla, en la que las fuerzas de Ignacio Zaragoza lograron repeler a las tropas francesas y expulsarlas de la ciudad. Pese a que el retorno de los franceses era sólo cuestión de tiempo, aquello supuso un salto a la fama para Porfirio, que encabezó una de las unidades de caballería, además del reconocimiento como estratega de Benito Juárez. En los años de gobierno de Maximiliano de Austria, entre 1864 y 1867, Porfirio Díaz siguió combatiendo en el bando de los liberales, y jugó un papel importante para que Juárez llegase a la presidencia, aunque ésto no le impidió presentarse a la presidencia contra Benito en el año 1871, candidatura que perdió.

Ante su derrota electoral, Porfirio Díaz decide dar un fallido golpe de estado, del que será perdonado por el propio Juárez en 1872, poco antes de fallecer. Díaz se alía con las autoridades eclesiásticas y con algunos representantes del gobierno de Estados Unidos, para volver a tomar el poder con ayuda de los militares en 1876, mediante la eliminación del entonces presidente Sebastián Lerdo de Tejada, y asumiendo el gobierno en una maniobra electoral muy poco clara. Porfirio Díaz mantuvo el poder  de manera ininterrumpida hasta 1911, incluso durante el gobierno de su presidente títere Manuel González entre 1880 y 1884, hasta que finalmente se vio obligado a exiliarse.

Mantuvo el poder gracias a múltiples acuerdos y pactos con los más poderosos dentro de la sociedad de México, a quienes trataba de mantener satisfechos, por supuesto las clases menos favorecidas nunca recibieron el más mínimo trato de favor. El mandato de Díaz fue conocido como «el porfiriato», y se destacó por una fuerte apuesta por el progreso y la modernización de las infraestructuras e industrias mexicanas, pero tuvo de negativo que sus beneficios fueron repartidos entre muy pocas personas, mientras que la mayoría de la población vivía y trabajaba en condiciones de esclavitud.

A principios del siglo XX el porfiriato comienza a derrumbarse cuando la economía del país entró en estado de recesión y el sector minero declaró la huelga, además de las cada vez más frecuentes críticas de la prensa internacional hacia su régimen absolutista. Muchos aliados del dictador comenzaron a distanciarse de sus políticas ante las críticas, por lo que Díaz sufrió un rápido debilitamiento como líder.

El primer candidato contra Díaz llegó en 1910, cuando Francisco Ignacio Madero se presenta a las elecciones tras el anuncio de una votación libre. Pese a que Madero no contaba con un programa sólido para presentarse, cuando las intenciones de voto comenzaron a superar a Díaz, éste ordenó el arresto de Madero para volver a ganar el poder. Cuando Madero fue puesto en libertad se marchó a Estados Unidos, desde donde se proclamó como el vencedor legítimo de las elecciones e hizo un llamamiento a la lucha armada.

El mandato de Porfirio Díaz terminó al iniciarse la Revolución Mexicana, teniendo que abandonar el país para siempre y habiendo dejado tras su paso a un México muy distinto al que se encontró en 1876, pero con un precio muy alto que fue pagado por las clases trabajadoras del país.

Porfirio Díaz murió en Francia el 2 de julio de 1915. Fue enterrado en el cementerio de Montparnasse, París.

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