Alfonso XIII, rey de España

Alfonso XIII y Victoria Eugenia de Battenberg

Denostado durante casi cincuenta años por el Gobierno en el poder; acusado y perseguido por buena parte de la sociedad española durante su reinado; dividido entre su amor y lealtad por España y el caótico gobierno con el que le tocó vivir. Alfonso XIII no tuvo una vida fácil. Desgraciadamente para él los tiempos no le acompañaron y quedará para la Historia como el rey en el exilio, como el que hubo de abandonar el país y ser el último rey antes de unos los periodos más oscuros en la reciente historia española, el franquismo.

Nacido para ser rey desde su mismo día de nacimiento, el 17 de mayo de 1886, Alfonso XIII era hijo póstumo de Alfonso XII y de María Cristina de Hagsburgo-Lorena. y quedó inscrito, como ya es habitual en las casas reales, con los varios nombres de algunos de sus ascendientes, como Alfonso León Fernando Jaime Isidro Pascual Antonio de Borbón y Hagsburgo-Lorena.

Su padre, Alfonso XII, había fallecido apenas seis meses antes, en noviembre de 1885, por lo que desde el momento de su nacimiento adquirió el título de Rey de España, aunque sin poder ejercerlo por su minoría de edad, periodo en el que actuó como regente su madre, María Cristina. Fue su mayoría de edad, a los 16 años, el 17 de mayo de 1902, la que le dio los plenos derechos a ejercer como Rey, pero se encontró con un país dividido por la crisis económica, por las fuertes tensiones sociales y por la nefasta política exterior.

España continuaba aun bajo los efectos de las pérdidas de las últimas colonias en territorio americano y de la derrota frente a Estados Unidos, todo a fines del siglo XIX. Las guerras más allá del Atlántico habían llevado al país a una tensa situación, tanto entre su propio pueblo cada vez más esquilmado, como en las arcas públicas, cada vez más pobres. Mientras, en la política interior, y tras su mayoría de edad, se continuó con el «falso» sistema democrático de gobierno, en el que el mismo se alternaba indiscriminadamente entre diferentes partidos dinásticos. De 1902 a 1905 fueron los conservadores Silvela, Villaverde, Maura y Azcárraga los que gobernaron, mientras que de 1905 a 1908 lo hicieron los liberales Ríos, Moret, López Domínguez y Vega de Armijo.

El caciquismo se imponía en el país, y ante las cada vez mayores tensiones sociales, que acabaron por desembocar en la Semana Trágica de Barcelona, el rey optó por abrir su gobierno hacia un sistema político más moderno de la mano de Maura (de 1907 a 1909) y de Canalejas hasta 1912, año en que éste fue asesinado.

Aquel año 1912 fue trágico para el reinado de Alfonso XIII. Por un lado la asunción del protectorado español en Marruecos condujo a España a una situación internacional insostenible; por el otro el asesinato de Canalejas fue la muestra definitiva de que ni su reinado ni su gobierno contaba con el apoyo de una buena parte de la sociedad española. Aun cuando ya había habido focos de tensión en torno al Rif, la firma del acuerdo de protectorado no hizo sino avivar las llamas de la independencia marroquí que acabó por desembocar en el desastre de Annual de 1921 cuando la rebelión que acaudillaba el líder rifeño Abd-el-Krim infringió una severa derrota a los soldados españoles.

Por su parte, tras el asesinato de Canalejas, la situación política desembocó en una gran crisis que tuvo su punto culminante en el año 1917 cuando se convocaron huelgas generales y re reclamaron reformas democratizadoras por todo el país.

Alfonso XIII

Alfonso XIII, que se había casado el 31 de mayo de 1906 con Victoria Eugenia de Battenberg (nieta de la Reina Victoria I de Inglaterra) y que ya por esta época contaba con siete hijos (Alfonso, Jaime, Beatriz, Fernando -nacido muerto-, María Cristina, Juan y Gonzalo) siguió, sin embargo, con sus relaciones públicas internacionales, viajando y visitando cortes de toda Europa en su papel de representante español, como Inglaterra, Francia, Alemania o Austria, aunque en su favor estuvo su importante papel en la neutralidad de España en la Primera Guerra Mundial.

Precisamente, en el día de su boda, la familia real sufrió un atentado cuando el anarquista Mateo Morral introdujo una bomba en un ramo de flores. El atentado produjo varias víctimas entre personal del séquito del Rey y diversos viandantes que asistían al paso de la comitiva real, y decenas de heridos.

El golpe definitivo a la Corona vino con al golpe de Estado de Miguel Primo de Rivera en el año 1923. Alfonso XIII respaldó el Golpe de Estado y le dio poderes al golpista para que formara gobierno formado por militares primero, y por civiles posteriormente.

Ni el fin de la guerra de Marruecos con el desembarco de Alhucemas en 1925 (y que permitió que finalmente España conquistara el Rif en el 27), ni las populares exposiciones universales de Barcelona e Iberoamericana de Sevilla, de 1929, sirvieron ya para que el régimen monárquico fuera mejor visto.

Alfonso XIII acabaría por apartar del Gobierno a Primo de Rivera en enero de 1930, pero siguió apostando por militares de facciones más blandas para dirigir los destinos del país. Nombró como presidente del conejo de Gobierno al general Dámaso Berenguer y en febrero de 1931 a Juan Bautista Aznar. Fue aquel un año en que las manifestaciones antimonárquicas se hicieron patentes por las calles de las principales ciudades españolas y en que incluso se acusó públicamente a Alfonso XIII de haber apoyado un Golpe de Estado e incluso de la muerte de tantos soldados en el pasado Desastre de Annual. Aquel año de 1930 se firmó el Pacto de San Sebastián entre socialistas, anarquistas y catalanistas, germen del futuro gobierno provisional de la Segunda República Española e incluso hubieron pronunciamientos militares.

Fue finalmente Juan Bautista Aznar quien convocó elecciones municipales el 12 de abril de 1931 en toda España y los resultados obtenidos fueron contundentes y muy claros: las candidaturas republicanas se impusieron en buena parte del territorio nacional.

El 14 de abril de 1931 se proclamó la Segunda República Española, y en un clima de alta tensión política y social que casi abocó a una guerra civil, el rey Alfonso XIII optó por abandonar España aquel mismo día.

Marchó por carretera hasta Cartagena donde embarcó rumbo a Marsella en un barco de la Armada, desde donde se dirigiría posteriormente a París, mientras su familia marchaba en tren hacia la capital francesa directamente desde Aranjuez.

El 15 de enero de 1941 renunciaría en el exilio a sus derechos en la Corona en favor de su hijo Juan, y finalmente falleció a causa de una angina de pecho en el Gran Hotel de Roma el 28 de febrero de 1941.

Sus restos reposaron en la iglesia de Santa María de Montserrat de los Españoles en Roma hasta el 19 de enero de 1980, fecha en que fueron trasladados al Panteón Real del Monasterio de El Escorial. Recibido en ese año con honores reales, la comitiva fue presidida por su nieto, Juan Carlos I, actual Rey de España.

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