Clark Gable, el gran seductor del cine
Ciento doce años cumpliría hoy el más famoso galán de cine, Clark Gable. Tal día como hoy, 1 de febrero, pero del año 1901, vino al mundo el que acabaría por convertirse en el más perfecto prototipo de galán de cine, seductor, viril e impenetrable, el mejor ejemplo de lo que hace cincuenta años se consideraba una auténtica estrella de cine, de imagen brillante y poderoso atractivo.
Clark Gable nació en Cádiz (pero no en la andaluza, sino en la de Ohio), en Estados Unidos, y como muchos de los actores de la época, tuvo una infancia pesarosa en la que su madre falleció cuando él apenas contaba con siete meses de edad. Desde muy joven ya comenzó a trabajar y con 16 años, tras dejar el colegio, comenzó su vida laboral en una fábrica, ajeno a sus futuras aspiraciones hasta que un buen día en que asistió a una función de teatro quedó cautivado por la obra y sus actores. Gable había descubierto su mundo, aquéllo que lo llamaba a ser mito.
Josephine Dillon, agente, fue su mecenas, quien le descubrió para el mundo artístico en el año 1924, cuando se fue para Hollywood, una ciudad en auge gracias precisamente al mundo del cine. Allí actuó en diferentes películas mudas y en pequeñas obras teatrales hasta que se dio a conocer definitivamente en Broadway con «Machinal» (1928).
Su carisma ascendente le valió su primer contrato importante, con la Metro Goldwyn Mayer en el año 1930, compañía con la que trabajó durante 24 años, casi hasta el final de su vida.
Casado con su agente y valedora, Josephine Dillon, aquellos años 30 fueron los mejores para él. Comenzó a trabajar con las estrellas femeninas más rutilantes de la gran pantalla: Jean Harlow (con quien compartió cartel en hasta seis películas), Joan Crawford, Claudette Colbert, Greta Garbo o Heidi Lamarr, entre otras muchas, y con directores de la talla de Ernest Lubisch, King Vidor o George Cukor, nombres todos ellos a los que acabó por eclipsar.
Sus primeros grandes éxitos llegaron en el año 1931 con «Los seis misteriosos» y con «Un alma libre» pero el prestigio definitivo le llegó con la consecución de su primer Óscar como mejor actor por su interpretación en «Sucedió una noche» (1934), de Frank Capra.
«El enemigo público número 1» (1934), «Rebelión a bordo» (1935), «Saratoga» (1937), o «Sucedió en China» (1938) fueron algunas de las películas más conocidas que rodó antes de conseguir un éxito histórico en «Lo que el viento se llevó» (1939) donde compartió protagonismo con una jovencita Vivien Leigh. La química surgida entre ambos dio mucho que hablar; los caracteres fuertes de sus personajes, y la interpretación magnífica del personaje de Rett Butler le valieron ese hueco inmortal en el cine que sólo muy señalados actores o actrices son capaces de alcanzar en su vida, llevándolo hasta el papel de mito de la gran pantalla.
A pesar de los crecientes rumores de homosexualidad que siempre le rodearon, justo en ese año se casó, 1939, con la que sería su gran amor, Carole Lombard. Era su tercer matrimonio (tras Josephine Dillon, se había casado con Sylvia Ashley, actriz inglesa) pero fue demasiado corto. Solo tres años duró su felicidad pues Carole Lombard falleció en un accidente de aviación en el año 1942.
Tras ésto, hundido y deprimido, decidió ingresar en las Fuerzas Aéreas y participó en la Segunda Guerra Mundial, pero a su regreso su estrella ya no era la misma.
Siguió brillando eso sí, pero claramente su fulgurante carrera parecía detenerse. Se mantuvo con películas que no obtuvieron el éxito apetecido hasta que en 1953 volvió a primera plana del cine con otra gran película, «Mogambo«, probablemente apoyado de nuevo en otra pareja de similares características a las suyas, Ava Gardner, ambas estrellas rutilantes y símbolos de sus respectivos géneros. Junto a ellos, otra estrella que, sin embargo, destacaba justo por lo contrario, por su dulzura e inocencia, Grace Kelly.
Después de aquéllo rodó varias películas a las ordenes de Raoul Walsh, a la espera de cerrar su carrera cinematográfica con otra gran película, como él mismo pedía y decía. Y al fin le llegó en el año 1960 con «Vidas rebeldes«, de John Huston.
Desgraciadamente aquella gran película ha pasado a la historia no sólo por ser un gran film, sino por el trágico destino que corrieron sus tres protagonistas. Montgomery Clift fallecería joven poco después, mientras para Marilyn Monroe y Clark Gable sería su última película.
Gable falleció apenas diez días después de finalizar el rodaje de «Vidas Rebeldes» de un ataque cardíaco, el 16 de noviembre de 1960 en Los Ángeles.
Como deseó, fue enterrado junto al gran amor de su vida, Carole Lombard, en el cementerio Forest Lawn Memorial Park de Glendale, en Los Ángeles.
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