Biografía de Cary Grant, eterno galán británico
La elegancia, el saber estar, el respeto que infunden, lo que muchos llamarían, el «charme» que desprenden los actores y actrices antiguos, pocos de hoy día lo desprenden. Lo sentía con las dos Hepburn, Kate y Audrey, o con Ingrid Bergman, por ejemplo, por la parte femenina, y lo siento con actores de la talla de James Stewart, Paul Newman o del propio Cary Grant del que hoy quiero hablaros.
Este actor británico fue el paradigma masculino de la interpretación en la época dorada del Hollywood de los años 40/50, el ídolo por el que suspiraban las mujeres de aquella época, y el referente al que todos los chicos querían parecerse. Elegante, delicado, con el clásico humor británico, simpatía y una seguridad para manejarse tras las cámaras que más de uno envidiaría hoy día.
Sus interpretaciones siempre eran muy personales, dotadas de ese fino humor y de la elegancia del típico caballero británico. ¿Quien no lo recuerda huyendo por los campos en «Con la muerte en los talones«, o lidiando con las abuelitas de «Arsénico por compasión«? películas ellas, como muchas otras suyas, dignas de estar en cualquier biblioteca cinéfila del mundo.
Cary Grant nació en Bristol el 18 de enero de 1904, aunque su nombre real era Archibald Alexander Leach el cual se cambió a su llegada a Hollywood en el año 1931. Antes, tal y como su apariencia y sus formas delatan, en su infancia, tuvo ciertos problemas derivados de su caracter complicado, pero también de sus graves problemas familiares, hijo como era de un reconocido adúltero que además internó a su madre en un manicomio. Desgraciadamente, su padre solo le hizo saber que la madre se había marchado y que no volvería a verlo, motivo más que suficiente para que la odiara hasta el día en que supo la verdad.
Quizás esta infancia le marcara en el caracter, ciertamente difícil. De hecho, fue expulsado a los 14 años de la escuela de su ciudad por al parecer haber tenido un incidente en el vestuario de las chicas. Era guapo, elegante, agudo y encantador y sabía explotarlo, del mismo modo que sabía que eso podía darle muy buenos resultados en Estados Unidos.
Allí marchó en el año 1920 con solo 16 años formando parte de una compañía de teatro, aunque no fue sino hasta once años después cuando desembarcó en Hollywood gracias a un contrato ofrecido por la Paramount. Sólo un año después, en 1932, debutó en su primera película, «Ésta es la noche«. Sin embargo, fue de la mano de Mae West cuando comenzó su despegue. Ésta lo eligió para acompañarle en la película «Lady Lou» (1933), y a partir de ahí su camino al estrellato ya fue imparable.
Aunque siempre se le relacionará con comedias de enredo al estilo de «La fiera de mi niña» (1938) o «Historias de Filadelfia» (1940), Cary Grant tuvo tiempo para interpretar los más diversos papeles en los más de 30 años que estuvo en activo.
Aún así, su difícil caracter siempre trascendió las cámaras, por su fama de tacaño, pero sobre todo, de maniático (al punto de que llegaba a plancharse los cordones de los zapatos). Tuvo problemas frecuentas con el alcohol, que curó gracias al LSD, del que se convirtió en su «apóstol defensor» según palabras de su última mujer, Dyan Cannon. Tuvo problemas también con las mujeres, y de hecho llegó a admitir que en ellas buscaba al referente de su madre, marcado como estaba por aquella infancia infeliz, e incluso se llegó a rumorear de su sexualidad, máxime cuando durante casi doce años estuvo conviviendo en buena parte del tiempo con Randolph Scott.
Aún así se casó tres veces, una de ellas con la millonaria Bárbara Hutton, de creencias pronazis, y de quien se dijo se dedicó a extraerle información que luego pasaba a su buen amigo J. Edgar Hoover, director de la Cia. Sin embargo, no fue hasta su última mujer, Dyan Cannon, cuando al fin pareció asentarse, a pesar de su turbulenta relación, y con quien tuvo una hija, Jennifer Grant.
Tras la película «Apartamento para tres» (1966) se retiró definitivamente aunque siguió en el mundo del cine como directivo de la Metro Goldwyn Mayer. En sus últimos años se dedicó a viajar por todo Estados Unidos realizando sesiones para un programa televisivo, «Una noche con Cary Grant«, en la que se proyectaba una película suya y en el que posteriormente él respondía a preguntas que el público le hacía. Desgraciadamente, antes de una de aquellas sesiones, en Davenport, Cary Grant sufrió una apoplejía y falleció poco después. Era el 29 de noviembre de 1986.
Aquel día nació una nueva leyenda del celuloide que, curiosamente, y a pesar de haberse convertido en el auténtico símbolo de la Hollywood más dorada, no llegó a ser reconocido con ningún Óscar, a pesar de haber sido nominado dos veces por «Serenata nostálgica» (1941) y «Un corazón en peligro» (1944).
Su paso por el mundo quizás pueda resumirse con una frase suya pronunciada poco antes de fallecer: «He pasado la mayor parte de mi vida oscilando entre Archi Leach y Cary Grant, inseguro de cada uno, dudando de los dos«