Atila, rey de los Hunos

Atila rey de los Hunos

«Donde pisa mi caballo, jamás vuelve a crecer la hierba«. Frase histórica que refleja fielmente el carácter ambicioso de un guerrero que nació para ser considerado el «azote de Dios». Así era Atila, rey de los Hunos, y conquistador de una buena parte de Asia y Europa.

En el ocaso del Imperio Romano, en Oriente comenzó a aparecer una civilización que con el paso de los años se convertiría en un Imperio que pasaría a la historia por su crueldad y su fortaleza bélica. Los hunos eran ganaderos, cazadores y nómadas, una confederación de tribus procedentes del este de Europa y de Asia y que pronto se hicieron con una buena parte de los territorios colindantes a Constantinopla. Establecido allí el límite del imperio romano de Oriente, pronto se vieron forzados a pactar con éstos para así asegurar las fronteras.

Algunos cronistas asimilan los hunos a los antiguos xiongnu que habían azotado China desde el otro lado de la gran Muralla, los mismos que invadieron una buena parte de Persia y saqueado otras ciudades del Imperio Sesénida y que a base de enérgicas batallas se habían dispersado por todo el continente euroasiático.

Fue con el rey Rua con el que se unificaron todas estas tribus hacia el año 432. Y fue precisamente este rey el que en el año 434 dejó al mando de aquella ingente cantidad de tropas belicosas a sus sobrinos Bleda y Atila.

Atila había nacido casi 40 años antes, en el año 395, en las llanuras del Danubio, de modo que cuando llegó al trono contaba con 39 años de edad. Hacia aquel año, el 434, llegó el primer gran enfrentamiento con las tropas romanas y el importante acuerdo firmado con Teodosio II por el que consiguieron importantes prerrogativas dulicando el tributo que cobraban a los romanos de oriente. Fueron cinco años de paz para éstos en los que Bleda y Atila lucharon con otros reinos en Asia. Primeramente invadieron Persia aunque una contraofensiva posterior los llevó a ser derrotados en Armenia. Tras ésto volvieron a atacar en las fronteras con el imperio romano y acusaron al obispo de Margus, en la actual Serbia, de que éste había sobrepasado las fronteras profanando territorio huno.

Los frentes se le habían abierto al emperador Teodosio. Burgundios, jutos, anglos, francos y sajones estaban en continuas guerras con el imperio de Occidente, y eso lo aprovecharon Bleda y Atila para saquear varias ciudades romanas. entre ellas Margus, Viminacium o Sigindunum (Belgrado), Serdica (Sofía) o Filipopólis (Plovdid), deteniéndose en las murallas de Constantinopla. Un nuevo acuerdo en el que Teodosio asumió la derrota llevó a los romanos a tener que pagar una ingente cantidad de oro a los hunos que vieron así satisfechas durante un tiempo sus ansias de poder.

Corría el año 445 cuando Bleda murió, quizás asesinado por el propio Atila, quien quedó como rey único de los hunos en un vasto imperio que abarcaba ya desde el mar Caspio hasta los mismos Alpes, adentrándose hasta Constantinopla, los Balcanes y Grecia.

Durante los dos años siguientes se dedicó a consolidar su trono dentro de su imperio, tiempo en el que Constantinopla sufrió de continuos desastres. Una vez más Teodosio se vio obligado a ceder ante Atila. Los tributos se multiplicaban y el pillaje huno alcanzó hasta el mismo paso de las Termópilas.

Practicamente dominado todo el Este de Europa, los ojos de Atila se volvieron hacia la Galia adonde se adentró en el año 451 dispuesto a hacerse con el reino visigodo de Toulouse. Arrasó cuanto hubo a su paso, entre ellas las actuales ciudades de Colonia, en Alemania, o Tournai en la actual Bélgica, y dentro de Francia, Metz y Reims, asediando Orleans e incluso París, aunque finalmente fue derrotado en la batalla de los Campos Cataláunicos por Flavio Aecio gobernante del Imperio de Occidente.

El pillaje no se detuvo en la Galia, y Atila se dirigió hacia el norte de Italia invadiendo Aquileya, Milán, Padua, Bérgamo o Verona, entre otras, antes de rigirse hasta la misma capital del Imperio, Roma. Fue frente a las puertas de Roma donde se detuvo misteriosamente el avance huno. Teniendo la victoria practicamente asegurada, cuenta la historia que Atila recibió en su tienda la visita del por entonces Papa León I y que fueron las palabras de éste la que lo convencieron de regresar a su tierra original, quizás fruto de un pacto por el que la propia Iglesia se comprometió a pagarle un fuerte tributo.

Imperio HunoImperio de los Hunos en tiempos de Atila

Lo cierto es que Atila se retiró con sus hombres a Panonia (Hungría) su lugar de procedencia, donde en su noche de bodas, falleció en el año 453.

Tras su desaparición, la falta de un lider fuerte como él, y las desgracias producidas por la epidemia de peste, acabaron pos destruir un imperio que en pocos años había aterrorizado toda Europa. Finalmente, el ataque del ejército germánico encabezado por Arderico empujó a los hunos hacia su último bastión, en las riberas del Volga.

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