Marius Petipa, padre del ballet clásico

Marius Petipa

Cuando hablamos de ballet clásico, es inevitable aludir a uno de los bailarines más destacados de la historia: Marius Petipa. Marius Petipa fue una figura fundamental en la configuración del Ballet Imperial, que se desarrolló en la ciudad rusa de San Petersburgo.

Marius Petipa, quien dedicó al ballet clásico casi 60 años, nación en Marsella en 1822. Procedente de una familia de bailarines, comenzó sus estudios de ballet a los siete años, bajo la batuta de su padre. Con él debutó en el Teatro de la Monnaie de Bruselas con tan sólo 12 primaveras. Poco después comenzaría su primera gira por los EEUU, donde fue el bailarín principal de numerosos ballets.

Interpretó y creó muchas y muy diversas obras, entre las que figuran Don Quixote (1868), La Bayadére (1877), Cinderella (1893), El lago de los cisnes (1895), Raymonda (1898) y el que fue su último ballet, The magic mirror (1903).

Apasionado por la danza española, en 1845 se trasladó a España e ingresó en el Teatro Real, donde creó algunas de sus más conocidas coreografías, entre las que destacan Carmen y su toreroPaquita. Pronto abandona este país para hacer carrera en tierras rusas. Allí fue contratado por los Teatros Imperiales y danzó con todas las primas bailarinas de la época. En 1848 conoció a Jules Perrot, de quien aprendió el verdadero arte de la coreografía. Fue, además, maestro de Anna Pavlova, una de las bailarinas más brillantes de la historia a quien ayudaría a convertirse en el famoso cisne que fue hasta el día de su muerte.

A pesar de que nunca llegó a dominar el idioma de la que fue su patria adoptiva (al parecer, cuando trataba de decir algo en ruso, profería todo tipo de obscenidades), Petipa desarrolló allí la mayor parte de su legado: participó en más de 55 ballets y tomó la batuta del Ballet Imperial en 1869. En 1903, bajo la presión de jóvenes artistas, se vio obligado a dejar la dirección de este ballet, al que dedicó grandes esfuerzos y convirtió en centro de su vida.

No vivió muchos años alejado de la danza, su gran pasión. Así, en 1910, a la edad de 92 años, fallecía en Gurzuf (Crimea) Marius Petipa, padre del Ballet Clásico. Poseedor de un incuestionable talento, su secreto residía en concebir la danza como una manifestación pura.

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1 comentario

  1. edyliana dice:

    woo este concepto me sirvio mucho

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