Francisco de Asís, predicador de la austeridad

San Francisco de Asís

Pocos personajes han generado semejante cimbronazo en la historia de la iglesia católica. Francisco de Asís fundó una orden político-religiosa donde la solidaridad y la ayuda a los que menos tienen era el pilar fundamental. Fue muy discutido por las altas esferas del Vaticano, especialmente porque se temía que sus preceptos den origen a una nueva organización.

Nació el 5 de julio de 1182 en Italia. Su padre era un comerciante de muy buen pasar económico, llamado Pietro di Bernardone, que gozaba de cierto renombre en la sociedad de aquellos años. Su madre, Donna Pica Bourlemont, era de origen provenzal. Francisco estudió latín y de muy joven se implicó en política, de hecho participó en la batalla de Ponte San Giovanni, en noviembre de 1202, en reclamo de la autonomía del Sacro Imperio. La jugada no le salió del todo bien, cayó prisionero y estuvo cautivo por lo menos un año.

El quiebre místico llegó en 1205. Dicen los cronistas que Francisco, mientras avanzaba en su caballo hacia Apulia, escuchó una voz que le recomendaba regresar a Asís, su ciudad natal. Sin dudarlo siguió las señales, que más tarde lo llevaron hacia una vida de desapego a lo terrenal. Fue tan fuerte el cambio que al poco tiempo decidió irse a vivir con los leprosos, y más tarde brindar su trabajo para reconstruir la capilla de San Damián. Los fondos los consiguió vendiendo todas sus posesiones.

Su padre, al enterarse, montó en furia y mandó a buscarlo. En la vuelta hacia su casa fue recibido como un paria, los vecinos le arrojaron piedras y barro, creyendo que se había vuelto loco. Para el año 1206 renunció públicamente a los bienes de su padre y decidió vivir como un ermitaño.

De allí en adelante predicó la pobreza como valor absoluto y propuso un modo de vida sencillo basado en los ideales de los Evangelios. El papa Inocencio III aprobó su modelo y le concedió permiso para predicar. Fue nombrado diácono y con el correr de los años fue reuniendo seguidores que luego se congregaron en la orden de Los franciscanos. Paralelamente, con la colaboración de Santa Clara, fundó la rama femenina de su orden, que recibió el nombre de Clarisas.

Una vez que el movimiento ya tenía una organización sólida, la dirección quedó en manos del cardenal Ugolino y el hermano Elías. Francisco se retiró definitivamente a la vida contemplativa. Dicen que en esos años recibió los estigmas [las heridas de Cristo en su propio cuerpo].

Falleció el 3 de octubre de 1226. Dos años después fue canonizado. Sus sucesores lo admiraron tanto por su búsqueda de la austeridad como por su obra escrita.

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