Guillermo de Ockham, filósofo inglés

Guillermo de Ockham

Suele decirse que el medioevo fue un período oscuro, encerrado por la presión de la iglesia católica. Sin embrago, hubo pensadores que se animaron a proponer sistemas que significaron una fractura para el devenir de la filosofía. Tal es el caso del inglés Guillermo de Ockham, fraile franciscano que dedicó su vida a la reflexión y a la extrema pobreza.

Tal como anuncia su apellido, nació en Ockham, pueblo de Surrey, cerca de East Horsley, en 1280. No se sabe el día preciso, hay discusiones con la fecha, algunos historiadores aseguran que nació en 1288. De joven se unió a la Orden de los franciscanos, donde palpó de cerca los principios de la vida en austeridad. Primero se formó en el Convento de Londres, más tarde en Oxford, aunque no terminó sus estudios.

Fue un filósofo incisivo y prolífico. Sus ideas levantaron polémica en todo el continente. En 1324 fue convocado a Avignon por el papa Juan XXII, quien lo acusó de hereje y lo sentenció a cuatro años de prisión. Todos sus textos eran severamente regulados y sus clases limitadas a determinados contenidos.

El problema había surgido por la defensa de Ockham sobre la vida desprovista de lujos, a través de sus agudas críticas en defensa de la doctrina de la pobreza apostólica. Sus competidores académicos, puntualmente los seguidores de Tomás de Aquino, estallaron de rabia frente a esta posición irreconciliable con el Vaticano.

Para el mes de abril de 1328, ante el pedido de Miguel de Cesena, dirigente de la Orden franciscana, Ockham pudo dedicarse de lleno a la controversia entre los franciscanos y el papado. Sus conclusiones fueron determinantes: el Papa Juan XXII era un hereje, posición que defendió con inteligencia más tarde en su obra. Antes de que el papa se expida sobre la situación, Ockham consiguió la protección del emperador Luis IV de Baviera. Aunque fue excomulgado, pudo huir de la corte papal y logró que sus textos no fueran oficialmente condenados.

Pasó el resto de sus días escribiendo sobre política, con especial acento en la construcción de la autoridad, el lenguaje y el poder espiritual. Lideró un grupo de disidentes franciscanos tras la muerte de Miguel de Cesena. Murió el 9 de abril de 1349 en el convento franciscano de Munich. Se dice que se contagió la peste negra. Recién en 1359 fue reconocido por la iglesia oficial.

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