André Breton, fundador del surrealismo

André Bretón

Fueron épocas de cambios profundos. La sociedad comenzaba a cuestionar duramente determinados dogmas, y el arte -como siempre- fue un reflejo directo de ese nuevo horizonte. A fines del siglo XIX el movimiento denominado de vanguardia había irrumpido con fuerza en la plástica y la literatura. Para principios del XX, el mundo amagaba con ponerse patas para arriba. El escritor francés André Breton, fundador del movimiento surrealista, fue uno de los responsables.

Nació en Tinchebray, un pequeño pueblo de la Baja Normandía, el 19 de febrero de 1896. Su familia era de clase media baja. A pesar de la presión de sus padres, quienes intentaron obligarlo a estudiar ingeniería, se dedicó a la medicina. Durante la Primera Guerra Mundial, en 1916, conoció la obra de Paul Valéry, trabó amistad con el escritor Jacques Vaché y comenzó a frecuentar el círculo dadaísta.

Durante aquellos años, su trabajo se centró en los hospicios psiquiátricos, donde estudió en profundidad las obras de Sigmund Freud e investigó los mecanismos de la Escritura automática, la cual intenta eliminar condicionamientos estéticos y morales en busca de una obra pura, desvinculada de todo límite represivo. En 1920 publicó el ensayo Los campos magnéticos, dedicado a esta temática. Un año después rompió relación con los dadaístas.

Para 1924, junto con Louis Aragon y Philippe Soupault, lanzó la revista Littérature, en paralelo publicó el célebre Manifiesto surrealista, que inmediatamente captó seguidores, bajo las consignas de transformar la vida y el mundo. La polémica estalló en 1929, con el segundo manifiesto, de fuerte relación con la escuela marxista.

Hacia 1934 se casó con Jacqueline Lamba, musa inspiradora de El amor loco, dos años después nació su hija Aube. Al año siguiente inauguró la galería Gradiva, sobre la calle de Seine en París. Ese mismo año viajó a Méjico para reunirse con León Trotski -en ese momento exiliado de Rusia y perseguido por el stalinismo-. Fuertemente influenciado por esa nueva amistad, tomó nuevamente posición política con la edición del Manifiesto por un arte revolucionario independiente.

Viajó por Centroamérica, Nueva York y Europa. Intercambió correo con personalidades influyentes del escenario intelectual como Claude Lévi-Strauss y trabajó junto a grandes figuras como Luis Buñuel. Estuvo preso, volvió a casarse [en la segunda oportunidad con Elisa Breton] y mantuvo relación con surrealistas de todo el mundo hasta el último día de su vida.

Breton murió el 28 de septiembre de 1966, en el hospital Lariboisière. Sus restos descansan en el cementerio de Batignolles, cerca de la tumba de Benjamín Péret.

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