Antonin Artaud, poeta del surrealismo

Antonin Artaud

Si hay que hablar de artistas que patearon el tablero de la literatura en el siglo XX, uno de los primeros nombres que aparecen es el del francés Antonin Artaud. Exploró la poesía, el ensayo, la dramaturgia, la novela, la actuación y el análisis antropológico.

Antonin Artaud nació en Marsella el 4 de septiembre de 1896. De pequeño, a los cuatro años, sufrió un severo ataque de meningitis que le dejó marcas en su temperamento. Cuentan sus biógrafos que era neurótico y depresivo, condición que a lo obligó a pasar casi nueve años de su vida -entre 1938 y 1947- en distintos hospicios de Francia.

En 1905 falleció su hermana Germaine, nunca pudo reponerse de aquella pérdida. De joven era una persona muy creyente, al punto que cuando cumplió 18 ingresó como seminarista. El catolicismo influyó decididamente en sus obras, aunque los constantes ataques de depresión lo hacían oscilar desde un ateísmo militante hasta la devoción dogmática.

Con la intención de dedicarse a la literatura, se trasladó a París en 1920. Su primera publicación, de 1924, se tituló Tractac del ciel. Al poco tiempo se arrepintió de todo lo que había escrito en esos versos, sin embargo, fue la puerta de entrada al Círculo surrealista, donde André Breton lo ubicó como director de la Oficina de investigaciones surrealistas.

En esa misma época dio inicio a una producción que incluyó títulos como El ombligo de los limbos, El pesanervios y distintas piezas teatrales, junto a Roger Vitrac, que resultaron un fracaso. Deprimido, se dedicó a producir teoría estética, de allí aparecieron las primeras líneas de famoso texto Teatro de la crueldad.

Un quiebre muy fuerte en su trayectoria fue el viaje que realizó en 1936 a Méjico, donde convivió con el pueblo originario Tarahumara. Experimentó con el peyote y se sumergió en la cultura solar. Al regresar a Europa, en 1937, pasó meses completos estudiando astrología y tarot. En 1938 fue deportado a Irlanda, luego de ser declarado un marginal extremo.

Su estadía en los hospicios fue violenta y traumática, le practicaron dosis de electroshock que lastimaron severamente su salud, y lo obligaron a consumir fármacos psiquiátricos desconocidos. Sus allegados lograron sacarlo luego de atravesar extensos laberintos burocráticos. En 1947 publica una de sus obras máximas, Van Gogh le suicidé de la société [Van Gogh el suicidado por la sociedad], la cual obtuvo el premio Saint-Beuve de ensayo.

Su salud, cada día más débil, se apagó el 4 de marzo de 1948. Un cáncer lo fulminó en el asilo de Ivry-sur-Seine.

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