Túpac Amaru, revolucionario peruano
La vida del revolucionario peruano Túpac Amaru, cuyo verdadero nombre es José Gabriel Condorcanqui Noguera, ha quedado en la historia como un signo de valentía, lucha y reivindicación. Nació en Surimaná, el 19 de marzo de 1740, y fue ejecutado en Cuzco, en 1781. Recibió educación jesuita y fue un hombre de negocios dedicado al transporte, la minería y la agricultura.
El 25 de mayo de 1760 se casó con Micaela Bastidas Frías con quien tuvo tres hijos Hipólito, Mariano y Fernando. Seis años después fue nombrado cacique de los territorios que le correspondían por herencia. Condorcanqui vivía en Cuzco, desde allí viajaba regularmente para controlar el funcionamiento de sus posesiones. Los aborígenes le tenían aprecio por su trato justo y sincero, era un hombre de principios que nunca desatendía las necesidades de su pueblo.
Fue así que tuvo el apoyo popular para encabezar una rebelión contra el poder español establecido en España en 1780, el cual imponía impuestos indignamente altos y abusaba de la mano de obra de los trabajadores. Los historiadores coinciden en que fue el movimiento social más importante en la historia latinoamericana, y hasta los más recalcitrantes hispanistas admiten que el imperio estuvo a un pestañeo de desaparecer.
El nombre Túpac Amaru -que en quechua significa “Serpiente resplandeciente”- lo tomó de su ancestro, quien había encabezado una heroica rebelión en 1571 contra el virrey Francisco de Toledo.
Las peticiones de Amaru fueron terminantes: quería que se suprima la mita, se eliminen los obrajes, se anule el reparto de los corregidores [se obligaba a los aborígenes a comprar bienes europeos a precios inflados] y se anulen la esclavitud y todos los impuestos que cobraba la corona.
El virrey Agustín de Jáuregui no sólo se opuso al pedido de los Incas, de inmediato mandó tropas a terminar con la vida de cualquier seguidor de Amaru. La jugada no fue exitosa, los incas derrotaron a los españoles en las inmediaciones de Cuzco. Jáuregui no se quedó con los brazos cruzados, organizó un ejército de 17.000 hombres armados y lo envió con la intención de aniquilar de raíz, y sin piedad, todo intento revolucionario. Mientras, sostenía en calma a una parte de la población haciendo falsas promesas sobre llamar a audiencias para atender quejas y limitar algunos abusos.
Túpac Amaru fue finalmente vencido en la batalla de Checacupe en 1781 y entregado a los altos mandos del poder español. Había sido tan fuerte la amenaza del movimiento aborigen que el virrey ordenó a torturar salvajemente a Amaru primero, y a descuartizarlo después. Ataron cada una de sus extremidades al lomo de un caballo y tiraron hasta mutilarlo.
Dicen las crónicas que no fue tarea fácil. El cuerpo del revolucionario inca resistió con fuerza la humillación del escarmiento europeo. Finalmente le dieron muerte. Sus restos, por orden de Jáuregui, fueron desperdigados por distintos pueblos de Perú. De ese modo, no quedaba un lugar fijo para que su gente pueda rendirle honores.
Me Parece Que Todos Nosotros Lo Deberíamos Llamarlo Héroe Por Que Gracias A Una Persona Como Tupac Amaru Se Acabo La Esclavitud De Todos .