William Wallace, el gran héroe de Escocia
William Wallace nació en 1272, aunque poco más se sabe de su infancia y su familia, desgraciadamente. Sólo está atestiguado que llevaban viviendo en Escocia unos 200 años, provenientes de Gales. Tampoco se sabe con seguridad el nombre de su padre. A su madre sí la conocemos como Margaret Crauford. Tuvo dos hermanos y un tío, que fue quien realmente lo educó.
Aún así no debieron ser tiempos muy buenos los que vivió en su juventud William, ya que por aquella época su país y sus reyes debían rendir pleitesía a Inglaterra. Tras la muerte del rey Alejandro III, el trono recaía en una niña de apenas siete años, Margarita, conocida como la Doncella de Noruega. Sin embargo, en la travesía que la traía de Noruega hasta Escocia, Margarita moría, dejando sin monarca a Escocia.
Inglaterra se frotaba las manos con la situación escocesa, y colocó en el país a los gobernantes que le vino en gana. Ahí es donde entran las aventuras de nuestro héroe cuando, en 1297, cansado de las arrogancias de su gobernador inglés, William Heselrig, acaba con su vida sublevándose ante el dominio extranjero. Así reúne a una serie de rebeldes escoceses y comienza su épica historia.
Por aquel entonces el rey en Inglaterra era Eduardo I, a quien pronto dan cuenta de las rebeldías de William Wallace. El monarca inglés chantajea a la nobleza escocesa para ponerla de su parte, pero William sigue a lo suyo y derrota al ejército inglés en Stirling, cuando su ejército era muy inferior en número. Es desde ahí cuando empieza a llamársele Braveheart.
William se hincha de orgullo y es capaz de atravesar la frontera con Inglaterra durante seis meses para demostrarle a Eduardo I de lo que eran capaces sus hombres. Sin embargo, en 1298, nuestro héroe fue derrotado en la Batalla de Falkirk. Aún le dio tiempo para marchar a Francia y pedir ayuda al rey francés Felipe IV, eterno enemigo de los ingleses.
Sin embargo, la ayuda esperada no llegaba nunca, y William Wallace se las veía y se las deseaba para contener las acometidas inglesas. Así aguantó hasta que en el verano de 1305 fue capturado y enviado a Londres para ser enjuiciado. Evidentemente, a pesar de negar sus cargos de traición, diciendo que él no era súbdito inglés, fue declarado culpable.
El 23 de agosto de 1305, William Wallace fue sacado de la cárcel donde se encontraba. Los desnudaron completamente y lo ataron por los talones a un caballo. Así fue arrastrado hasta el lugar de su ejecución, donde fue colgado y descuartizado en cuatro partes. Sus restos fueron colocados uno a cada lado de Inglaterra, castigo que les correspondía a todos los traidores a la corona inglesa.