Carlos V, el emperador de Europa

Carlos V

Recuerdo cuando estaba en el instituto que a veces me confundía con nuestro protagonista de hoy. Porque, por un lado es Carlos V, pero por otro era Carlos I. Carlos V por ser Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, y Carlos I por España. Lo que sí hay que tener claro es que Carlos V fue realmente el último rey medieval, el monarca que acuñó la célebre frase de que en sus dominios nunca se ponía el sol.

Carlos nació en Gante, el 24 de febrero del año 1.500. Hijo de Felipe de Borgoña, más conocido como Felipe el Hermoso, y Juana I de España, la célebre Juana la Loca, comenzó a heredar títulos y propiedades a la edad de seis años. Y es que a esa edad perdió a su padre, convirtiendo a Carlos en Duque de Borgoña, una pequeña provincia situada en Francia. Pero Borgoña se quedó en apenas nada con lo que luego heredaría el monarca.

Su relación con España llegaría especialmente a la temprana edad de 16 años, cuando mueren sus abuelos maternos, Fernando e Isabel, los Reyes Católicos. Es el momento en el Carlos hereda el trono de España, que no sólo conllevaba los territorios que comprenden hoy nuestro país, sino también Sicilia, Nápoles y las Indias. Sin embargo, por parte paterna heredaría los Países Bajos y los territorios austriacos.

Su abuelo paterno, Maximiliano I, murió cuando Carlos contaba con 19 años. De él heredó territorios en Alemania, Austria y Hungría.

Carlos se pasó la mayor parte de su reinado viajando de un lugar a otro. No es de extrañar, teniendo en cuenta la vastedad de su imperio. Entre sus grandes objetivos, Carlos intentó por todos los medios mantener la fe cristiana en sus dominios. Sin embargo, tuvo que lidiar con la Reforma Protestante de Lutero, originada en Alemania.

La promulgación de las 95 tesis de Lutero provocaron que Carlos prácticamente pusiera precio a la cabeza del reformador. Sin embargo, la reforma siguió totalmente adelante, y Carlos tuvo que claudicar, ya que su oposición no pudo hacer nada frente al auge del protestantismo, apoyado por los calvinistas franceses, y Enrique VIII en Inglaterra.

Tras la Paz de Augsburgo, que precisamente ponía fin a su lucha contra el protestantismo alemán, Carlos V abdicaba sus dominios en Felipe II, retirándose al Monasterio de Yuste en España, donde moriría el 21 de septiembre de 1558.

Felipe II heredó de su padre todas las posesiones españolas, mientras que su hermano Fernando heredó las posesiones germano-austriacas.

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