Auguste Rodin, el primer moderno
Auguste Rodin fue el escultor francés más destacado del siglo XIX. Sus obras revolucionaron la concepción del arte escultórico, alejándose del concepto de mímesis que dominó el ámbito artístico por siglos y ganándose el título de “el primer moderno”.
François-Auguste-René Rodin nació el 12 de noviembre de 1840 en la ciudad de París, hijo de un oficial de policía. Su intento por ingresar a la École des Beaux-Arts fue inútil, por lo que estudió en la Escuela de Artes Decorativas de París, como discípulo de Jean-Baptiste Carpeaux, y en el Museo de Historia Natural con Antoine-Louis Barye. Ambos escultores eran objeto de admiración e inspiración para el joven Auguste, que debido a su humilde condición económica, debió trabajar como ayudante de decoración mientras que al mismo tiempo se dedicaba a la escultura.
La Escuela de Artes Decorativas era un ámbito educativo muy menospreciado por los artistas de las bellas artes, pero allí Rodin ganó grandes conocimientos sobre anatomía, tantos que llegó a ser envidiado por los escultores reconocidos de la Academia de París. A principios de la década de 1870 colaboró en la realización de una escultura arquitectónica para la Bolsa de Bruselas, y en 1875 viajó a Italia, donde estudió en profanidad las obras de los escultores del renacimiento, como Donatello y Miguel Ángel.
De regreso en París, comenzó a trabajar en su obra L’Age d’airain (La edad de bronce), una estatua de un desnudo masculino de 178 cm. de alto para la que el artista utilizó como modelo a un joven carpintero llamado Auguste Neyt.
La obra despertó mucha polémica cuando el jurado del Círculo artístico y literario de Bruselas rechazó el modelo en yeso de la misma bajo el título Le vaincu (El derrotado) y se publicó que debido a su extraordinaro realismo, estaba hecho de un vaciado del natural y no de un modelado en arcilla. Finalmente, el director de Bellas Artes aceptó las pruebas presentadas a favor de Rodin y ordenó la fundición en bronce para que la obra fuera exhibida en el Salón de 1880, donde fue premiada con una medalla. Rodin ganó una fama que lo puso a la par de los artistas más importantes de París.
Los encargos comenzaron a aparecer en su agenda y en 1885 realizó el monumento conmemorativo de Los burgueses de Calais. Sin embargo, en 1880 Rodin ya había comenzó su proyecto más ambicioso: Las Puertas del Infierno, título que se contrapone a las denominadas Puertas del Paraíso del baptisterio de Florencia realizadas por el escultor renacentista Lorenzo Ghiberti. Esta obra es un monumental grupo escultórico de 6 metros de alto, 4 de ancho y 1 de profundidad, que contiene en total unas 180 figuras de diferentes dimensiones.
Realizó muchos modelos y estudios y todos ellos fueron luego aclamados como obras independientes, como Le Penseur (El pensador) y Le Baiser (El beso). Las enormes puertas iban a ser ubicadas en el Museo de Artes Decorativas de París, basadas en el Infierno de La Divina Comedia de Dante Alighieri y representando en ellas algunos pasajes del libro, pero la obra jamás fue terminada.
En 1897 realizó su célebre Monumento a Balzac, por encargo de la Société des Gens de Lettres. Rodin trabajó durante seis años en esta obra, buscando cómo plasmar el genio de Balzac. Se ha dicho que después de haber concebido el proyecto de un desnudo, Rodin sumergió su bata en una gran artesa de yeso y cubrió el desnudo. La obra final era un símbolo casi abstracto de la potencia del novelista, lo que significó una ruptura con la tradición del monumento público. La estatua de Balzac causó tal escándalo que se le retiró el encargo al artista y no fue hasta 1939 que se erigió una edición en bronce en París.
Auguste Rodin murió en Meudon, cerca de París, el 17 de noviembre de 1917. Su figura ha marcado la Historia del Arte y su genialidad ha dejado un legado indiscutible en la escultura moderna, no sólo por los cuestionamientos acerca de la formación académica, sino también por sus técnicas escultóricas y el uso que hacía de la anatomía para representar la espiritualidad humana.