El final de Josef Mengele
Mengele era un sádico, un ser perverso que no sentía remordimiento alguno por sus actos, un monstruo en el sentido más literal de la palabra que experimentaba con humanos y masacró a cientos de miles de personas.
El científico tenía especial interés por la razón de la existencia de los ojos azules y llegó a poseer una colección personal en su oficina de especímenes por supuesto extirpados a los presos judíos. Pero fuera de esta fascinación personal, su principal meta era lograr la perfección de la raza aria y asegurar su proliferación, por lo que se interesaba en la razón de los nacimientos múltiples.
Cuando Mengele rondaba por los andenes en busca de presas judías, tanto prisioneros, como guardias y doctores de la SS temblaban. Revisaba uno a uno a los nuevos rehenes en busca de su valioso tesoro gemelar y los colocaba en barracas específicas; lo triste es que estas personas creían que el tener esa condición genética era un boleto de salvación cuando en realidad era un pase a las peores torturas y a un calvario indescriptible que culminaba en asesinato y disección de su cadáver.
Mengele se convirtió en un símbolo del terror nazi. Sin medir las consecuencias de sus actos ni importarle en lo más mínimo que se trataba de personas, experimentaba en sus objetos de estudio con diversidad de químicos; les inyectaba fenoles, cloroformo, nafta, insecticidas en todo el cuerpo hasta incluso directamente sobre el corazón.
Asesinaba a los judíos para estudiar su anatomía en una autopsia, aunque muchas veces saltaba el primer paso y los viviseccionaba para analizar hasta cuándo resistían el dolor de los cortes y el trauma que les generaba.
Los experimentos atroces de este hombre carecieron de valor científico. Intentó cambiar el color de los ojos inyectando sustancias químicas en los niños y se dispuso crear siameses de forma artificial uniendo las venas de las manos de hermanos gemelos, y similares experimentos intentó para lograr cambiar el color del cabello y la esterilización masiva de mujeres.
Otras de sus atrocidades fueron sumergir a los internos en bañeras con agua helada para documentar las reacciones ante la hipotermia, someterlos a cambios de presiones extremos, dejando como resultado muertos por convulsiones a causa de excesiva presión intracraneal. Y así tantos y tantos experimentos horribles.
Como han visto los experimentos atroces de Mengele fueron los que le dieron su fama de Doctor Muerte, este individuo fue el culpable de al menos 400 mil muertes en el campo de Awschuitz Birkenau y lo lamentable es que durante lo que duró este monstruo sobre la tierra no recibió el castigo merecido por sus atrocidades.
Aproximándose la culminación del reino del terror nazi, Mengele algo presentía y había planeado su huida e impunidad. Se fugó de forma encubierta del centro de exterminio el 17 de enero de 1945, enmascarándose dentro de la infantería regular alemana pero fue capturado; lo lamentable es que su encarcelación duró un suspiro. Como no poseía el tatuaje obligatorio de oficial de las SS, los aliados le liberaron dejando así un camino sin escollos para que el monstruo pudiese procurar su salvación.
Se refugió primero en una granja de la zona de Rosenheimm donde era visitando de tanto en tanto por su esposa y para salvar su pellejo de la persecución de criminales de guerra el científico huyó a Italia en 1949 y de allí viajó a la Argentina, instalándose en la ciudad de Buenos Aires.
En este país Mengele gozaba de ciertos beneficios brindados por la organización ODESSA que se encargaba de rescatar a los criminales de guerra. En Buenos Aires firmó el acuerdo de divorcio con Irenna, adoptó el nombre de Helmut Gregor y vivió en el barrio de Florida. Años más tarde cuando se creía a salvo impulsado por su innato orgullo dio su verdadero nombre y consiguió la ciudadanía Argentina, instalando luego una compañía de productos agrícolas.
Pero esta transitoria paz culminó cuando se enteró que Alemania exigía a la Argentina que entregara a los criminales de guerra refugiados en sus tierras. Ayudado por ODESSA huyó a Paraguay donde encontró un poco de seguridad bajo las leyes de un país presidido por Alfredo Stroessner, descendiente de alemanes que admiraba la ideología nazi.
Por la década del 60 un compatriota suyo, «Otto» Eichmann fue apresado por el MOSSAD, servicio secreto israelí, organización que también estaba tras su rastro. Por lo cual no perdió tiempo y se trasladó a Brasil donde residió en completa impunidad hasta el día de su muerte.
En ese país vivió de forma humilde en una pequeña casa en la favela y con el miedo constante de ser apresado ya que por entonces se lo buscaba arduamente. Pero sus ansias de descubrimiento y experimentación eran más fuertes que cualquier miedo, y según datos recogidos en diversos puntos de Brasil, al parecer Mengele continuaba con sus estudios sobre embarazos múltiples en mujeres y animales, sólo que allí no masacraba ni sacrificaba a ninguno.
Llegado el año 1979, la existencia de Mengele tocaría fondo y el mundo se vería librado de su presencia indeseable. Las circunstancias de su muerte son todavía muy dudosas.
Ya entrado en años estaba bastante mal de salud, pero aun así no se privaba de nada. Cierto día fue con la familia que le asistía en Brasil a pasar un rato agradable en la playa Bertioga. Frente a todos, el hombre se adentró unos pocos metros en el mar y por razones que no se pueden precisar se ahogó a pesar de los primeros auxilios brindados por sus anfitriones.
Diversas versiones son las que circulan acerca de la razón de su deceso: unos dicen que tuvo un ataque al corazón o una apoplejía, otros que sufrió un calambre, están quienes afirman que fue asesinado y los que creen que se golpeo la cabeza mientras nadaba. De todos modos, lo peculiar es que Mengele no sabía nadar y resulta poco creíble que a su edad se le diera por aprender a hacerlo y mucho más hacer su primer intento en el mar.
Los restos del Ángel de la muerte fueron enterrados bajo el nombre de Wolfang Gerdhard y en 1985 fueron exhumados para verificar su verdadera identidad. Años más tarde con la llegada del ADN se pudo corroborar con exactitud que en verdad el cadáver pertenecía Josef Mengele.
Lamentablemente este sádico personaje del terrorismo nazi no tuvo el final que en verdad se merecía, murió luego de una larga vida de impunidad y cierta tranquilidad sin haber sido castigado por sus maléficas acciones. Pero de seguro donde se encuentra ahora no tiene sosiego y está pagando una a una las atrocidades que cometió a lo largo de sus días.
JA JA JA JA JA JA, QUE BUEN CUENTO, ¡¡¡¡MENGELE ERA EL MISMISIMO SATANAS EN LA TIERRA¡¡¡, PEOR AUN QUE LOS PILOTOS NORTEAMERICANOS QUE DEJARON CAER LAS BOMBAS ATOMICAS SOBRE LAS INDEFENSAS HIROSHIMA Y NAGASAKI…MENGELE FUE NOMINADO AL PREMIO NOBEL DE MEDICINA AÑOS ANTES DE LA GUERRA..¿UN CIENTIFICO SERIO HACIENDO BARBARIDADES?…NO LO CREO
Es posible que Mengele se haya arrepentido ante Dios.
Daniela Montecchiarini comienza diciendo:
«Mengele era un sádico, un ser perverso que no sentía remordimientos alguno por sus actos, un monstruo…»
Luego dice:
«Cuando Mengele rondaba los andenes en busca de presas judías, tanto prisioneros, como guardias y doctores de la SS TEMBLABAN.»
«Mengele se convirtió en símbolo del terror nazi.»
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Si a Ud. que está leeyendo, le causó tanta gracia como a mi lo que escribió Daniela, le invito a leer la biografía de este médico que fue propuesto al Premio Nobel de Medicina en 1940 por un periódico británico, al establecer los principios de la genética moderna al descubrir, entre otras cosas, que el ADN se ubicaba en el núcleo de las células.
joseph mengele no murio en sud america sino en estados unidos trabajo para el gobierno americano durante mucho tiempo.
Exactamente, como fue previsto hace casi de 60 años…
<Es una cuestión histórica recordar que, cuando el Supremo Comandante de las Fuerzas aliadas (Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, etc.), General Dwight D. Eisenhower encontró a las víctimas de los campos de concentración, ordenó que se haga el mayor numero posible de fotos, e hizo con que los alemanes de las ciudades vecinas sean guiados hasta aquellos campos e inclusive entierren a los muertos.
El motivo? Así lo explicó: ‘Que se tenga la máxima documentación – hagan películas – graven testimonios – porque, en algún momento a lo largo de la história, algún idiota va a erguirse y dirá que esto nunca sucedió.