Amedeo Modigliani, retrato de una vida
Amedeo Clemente Modigliani es reconocido por sus retratos de cuellos largos y figuras lánguidas que a pesar de sus ojos vacíos miran con incertidumbre y melancolía. Su vida de excesos fue su perdición, pero más aún su amor por el arte.
Amedeo nació el 12 de julio de 1884 en la ciudad italiana de Livorno en el seno de una familia acomodada de judíos sefarditas. Su padre era un prestamista que atendía más a las necesidades que a las garantías de sus clientes, por lo que muchas veces debió recurrir a otros prestamistas no tan benevolentes cómo él. Su esposa Eugenia estaba embarazada de Amedeo cuando los oficiales de la justicia se presentaron en su casa para embargarla junto a los objetos de valor, pero una vieja ley italiana decía que todos los objetos que estuvieran sobre la cama de una mujer embarazada eran intocables, por lo que la familia Modigliani se apresuró a acumular en su cama todas las joyas y objetos que aún poseían, y con esa pequeña fortuna, poder instalarse en una nueva casa.
Con tan sólo once años de edad, el joven «Dedo» -como lo llamaban- padece una grave pleuritis de la cual nunca se recuperó del todo, debilitando su salud por el resto de sus días. Al mismo tiempo, comenzó a tomar clases de dibujo con la autorización de su madre, que deja constancia en su diario de la pasión de Amedeo por la pintura “…la practica todo el día y todos los días con un ardor constante que me asombra y me maravilla”. Así, él encuentra apoyo de parte de su familia para desarrollarse como artista.
Amedeo se convierte en un excelente estudiante, además de contar con una belleza natural y modales aristocráticos que jamás abandonó. Pero en el invierno de 1901 sufre una recaída en su lesión pulmonar y viaja al Sur con su madre en busca de un clima más favorable. Allí entra en contacto con las grandes obras del arte italiano y se inscribe en la Escuela Libre de Desnudo de Florencia en 1902, y, al año siguiente, en el Real Instituto de Bellas Artes de Venecia, donde conoce al pintor Ortiz de Zárate. Tres años después se traslada a París y alquila un estudio en la rue Caulaincourt, en Montmartre, donde inicia su vida de bohemio, conociendo a coleccionistas, merchantes y otros artistas, y participando en exhibiciones.
Por otra parte, el escultor rumano Constantin Brancusi tuvo una influencia profunda en Amedeo, quien lo animó a dedicarse a la escultura, actividad en la que decide consagrarse en 1909. El auge de las expediciones arqueológicas y antropólogos que se encargaran de estudiar la parte más “artística” de las culturas primitivas en los últimos años del siglo XIX, había llenado los museos de etnología y luego a los museos de arte con una cantidad masiva de objetos recopilados.
Este tipo de “arte”, comenzó a ser apreciado en Occidente, sobre todo por los artistas de vanguardia de principios del siglo XX, y Amedeo está entre ellos, que en seguida desarrollará un estilo tan propio como su nombre. Pero esto lo veremos en Modigliani, la pincelada final.
Fotos vía: wikipedia