Diego Rivera, la pintura revolucionaria

Diego Rivera y Frida Kahlo

El otro día os hablábamos de la gran pintora mexicana Frida Kahlo. Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid y el Lérez por Pontevedra, hoy recordamos la oronda figura del que fue su gran amor y posiblemente el primero de entre los pintores de México: Diego Rivera (1886-1957).

En vida, Diego Rivera estuvo rodeado de fuertes controversias, en parte determinadas por su activismo político y su relación oscilante con el partido comunista, elementos luego trasladados a la temática de sus cuadros y de sus numerosos murales.

Ahora, calificar la obra de Rivera de simple «realismo social» es errar el tiro. Porque la mezcla de mexicanismo, detalles precolombinos, rasgos cubistas e incluso inspiraciones futuristas lo que nos muestran es un estilo que se busca a sí mismo, una visión propia y original del arte que en el fondo caracteriza, aunque de distintas maneras, a todo gran artista.

Veamos. Diego nació en Guanajuto, capital del estado mexicano homónimo. La familia se muda a Ciudad de México en 1910. El hijo dibujaba desde pequeñito y consigue ingresar en 1898 en la Academia de San Carlos, centro que contaba con notable prestigio. Gracias a una beca y a la venta de varios cuadros en una exposición colectiva, Diego Rivera viaja a España en 1907.

Diego Rivera

Ya en 1909 sube hasta Francia, visitando también Bélgica e Inglaterra. En Bruselas conoce a la pintora rusa Angelina Beloff, que será su compañera durante los doce años siguientes, viviendo la pareja mayoritariamente en París. Lo cual no le impedía a Diego mantener relaciones con otras mujeres.

En París, Diego Rivera se deja influir por los artistas cubistas. Pero en 1917, tras una crítica demoledora de Pierre Reverdy y una discusión entre pintor y crítico en la que casi llegan a las manos, el mexicano abandona el cubismo definitivamente. Tres años más tarde, gracias a otra beca, Diego descubre en Italia el arte renacentista.

Por fin en 1921 Diego regresa a México, donde desde el primer momento forma parte del programa cultural del gobierno, que tras los años de guerra civil emplaza a diferentes artistas a trabajar en pro de la igualdad social y racial, bajo las premisas de la unidad nacional. Los pintores reciben el encargo de una serie de acciones a través de pinturas murales. Diego Rivera va a destacar especialmente, enseñándole al pueblo la historia mexicana a través de numerosos murales realizados en diversos edificios públicos.

Diego Rivera

Son años en los que Diego se afilia al partido comunista, aunque poco después se da de baja y sólo mucho más tarde será aceptado de nuevo. También en 1929 se casa con Frida Kahlo. Ambos se harán imprescindibles uno para el otro, bien que el apetito de Diego signifique una ruptura momentánea en los años treinta. Al mismo tiempo, el reconocimiento mundial de su obra es imparable. Recibe importantes encargos incluso de los EEUU, donde sin embargo su activismo comunista molestaba sobremanera.

Tras la muerte de Frida Kahlo en 1954, Diego se vuelve a casar con la editora Emma Hurtado. Pero la parca ya había decidido a su vez el destino de Diego, cortando el hilo el 24 de noviembre de 1957. Cientos de mexicanos salieron a despedirlo, como habían hecho con Frida. Diego dejaba tras de sí una obra considerable, una visión personal, y el recuerdo de una figura humana literalmente colosal.

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8 comentarios

  1. Alberto Ramírez dice:

    El nombre es: Vendedoras de Flores, no de alcatraces.

  2. Nicole Aguilera dice:

    Podrían por favor decirme cómo se llama la segunda imagen? La necesito para un trabajo y me gustó mucho.

  3. Hola Nicole:

    Se llama «El vendedor de Alcatraces»

    Un saludo

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